Propuesta fotográfica.
Alfonso Parra AEC, ADFC

Las referencias que mostramos a continuación son tan solo imágenes que sugieren emociones que podrían aplicarse a Sin La Tierra prometida, es decir, que no son tanto para imitar cuanto para buscar en ellas aquello que nos pueda guiar en la construcción visual de la película.

La selva, su espacio, es uno de los aspectos determinantes para la creación de los personajes y por tanto de sus emociones: la selva la podemos tratar en una doble vertiente, una como el oponente al que hay dominar y otra como un espacio bello y grandiosos que hace a los humanos insignificantes. Las fotos que muestro a continuación son de Gregory Crewdson y aunque sus trabajos son eminentemente urbanos nos gusta como consigue mostrar la soledad de los seres en sus propios espacios, o en los márgenes de estos; esa soledad, que envuelve, crea una sensación realmente inquietante con una apariencia de ensoñación. Esta emoción nos lleva hasta Antonio, enfrentado a la muerte y por lo tanto a la soledad última, por mucho que toda su familia y amigos le acompañen. Crewdson consigue esto mediante una cuidada composición y dotando a la imagen de una extrema nitidez, de tal suerte que tanto el centro como los bordes son importantes dentro del cuadro, así como la distancia que se da entre los distintos sujetos o entre estos y los objetos que les rodean. 

 En este sentido de la composición utilizaremos lentes moderadamente angulares en formatos 2:40:1 y con lentes anamórficas que ayuden a integrar a Antonio más o menos en los diferentes espacios  haciendo que estos adquieran notoriedad por el uso de una alta profundidad de campo. El formato panorámico confiere una dinámica de movimiento acorde con el traslado no solo físico sino también emocional en el que vive el protagonista.

En el exterior, habrá que hacer de la selva el personaje que a modo de seductor espejo verde (como las pinturas de Azahari Tasis), enfrente a Antonio consigo mismo primero y a todo el conjunto de personajes después. Este muro se cierra todo el tiempo sobre los personajes, incluso cuando estos han conseguido abrir un hueco. Tan importante es la selva con su presencia insoslayable como la amenaza de ésta sobre los espacios en los que ha sido domesticada. Y aquí es donde otro aspecto del trabajo de Crewdson nos interesa. En sus interiores siempre se siente la presencia exterior; por la luz que entra por las ventanas y puertas que mancha paredes y suelos y por los encuadres que incluye esos elementos que unen con el exterior.

Además, construye una elaborada relación entre lo frío y lo cálido. Esta dicotomía la trasladaremos a la película construyendo las entonaciones frías lejos de los cianes y más cerca de los azules profundos y violetas, y los cálidos construidos con naranjas rojizos. Esta luz cálida generada por las lámparas de los hogares o el fuego, o las velas, sería como un filo que abre hueco en el color de la selva que se cuela por todas partes, al igual que el machete abre camino que se vuelve a cerrar una y otra vez. Si bien los anocheceres y amaneceres pueden tener esta entonación, no será esta la característica dominante de la selva que pertenece al verde, un verde con poco amarillo, y este verde que todo lo rodea, será uniforme para crear esa sensación de muro, de barrera que siempre está. Así pues, durante las escenas que transcurren de día y en el interior la luz que entra por la ventana tendrá un ligero tono verdoso, apenas perceptible, pero que prolongará la presencia de la selva en el interior.

Aquí mostramos unos fotogramas de El Piano retocados para eliminar el tono cian y acercarlo más al aspecto con el que aparecería la selva en la película.

Los tonos de esta serán más calidos, con los verdes intensos, desaturando cianes y amarillos.

En contraste con los verdes se encuentran los tierras, el blanco y el negro, como se muestra en el siguiente fotograma a la izquierda también de El piano.

La dureza de la vida de nuestros personajes queda reflejada en sus cuerpos, en su rostros, en sus formas de moverse. No solo se siente su enfrentamiento constante con la selva sino también el desgaste de la pobreza, el miedo y a veces la desesperación que conlleva la incertidumbre. En este sentido los retratos realizados por algunos eminentes fotógrafos para la FSA (Farm Security Administration) durante los años de la gran depresión resultan reveladores. En ellos, la luz natural, la que se cuela por las ventanas durante el día o el mismo cielo, es la que modela y da carácter a los rostros y ésta será también una pauta a seguir en Sin La tierra prometida.

A continuación, una tabla cromática del verde en combinación con otros colores. He enmarcado uno que combina el verde con el pardo y el naranja. En la columna de la derecha se puede ver la combinación con Tierras, violetas y rojos. El arco del color estará formado por los tierra, verdes e índigo como muestra el triángulo del círculo cromático.