Sin la Tierra Prometida es una historia de ficción basada en la vida de mi abuelo, que me fuera contada por mi padre. Crecí oyendo hablar de la sabiduría sencilla de mi abuelo, de su entereza para seguir avanzando en medio del dolor y de su inmensa capacidad de trabajo. Desde muy joven quise contar la historia de este personaje casi épico, que representa la fortaleza y la determinación del campesino colombiano. Esta historia constituye un testimonio directo y franco sobre nuestra sociedad y el recorrido de Antonio es por analogía, aquel que han llevado a cabo millones de campesinos colombianos. Con esta película pretendo hacer un homenaje a la fortaleza y al coraje de todos estos héroes anónimos que continúan errando sobre nuestras tierras. 

La sociedad rural colombiana de principios de siglo pasado, durante la colonización de la zona cafetera, es el telón de fondo de la vida de Antonio, cuya historia de amor truncada abruptamente por el destino sirve de eje central a la narración. La pérdida de la tierra prometida y el deseo eterno de un amor atascado en la imaginación, le impide a Antonio ser feliz y pasará una parte de su vida soportando el peso de ese duelo. Esta historia traza su proceso de sanación.

Muchas películas sirvieron de referencia durante la escritura del guión, pero El Piano de Jane Campion marcó de muchas maneras esta historia, porque tienen en común tres temas fundamentales: el desarraigo que implica la colonización; la dura relación del hombre con la naturaleza y su necesidad imperiosa de vencerla; y una historia de amor, que marca la evolución del personaje.

Como una gran rueda, la vida a veces eleva a Antonio, y otras lo aplasta. La estructura de la puesta en escena y de la puesta en imagen están pensadas para mostrar el carácter cíclico de la vida donde los momentos felices y tristes no dejan de sucederse. En los peores momentos, en los que primará la penumbra, los fondos deben tener entradas marcadas de luz que representen la esperanza. En los buenos, donde todo parece ir bien, asechará la desgracia, punteada sutilmente por la utilización de ópticas gran-angulares que le den un aspecto ligeramente extraño a un escenario lleno de luz y de color. Por venir de la dirección de fotografía, apostaré desde la dirección, a construir un punto de vista narrativo, que hable de los estados anímicos de Antonio. Por ejemplo, cuando éste se convierte en arriero, lo abordaré con frecuencia de perfil, para demarcar la imposibilidad que tiene Antonio de afrontar el presente. Serán dos caras, que miran al pasado y al futuro, sin poderse centrar en lo que ahora vive. Durante el duelo, la narración entrará en una especie de road movie a pie y a lomo de mula, donde Antonio no solamente estará en continuo movimiento, sin establecerse en ningún sitio, sino que además parecerá perdido y desubicado. Para ello jugaré a romper la congruencia de la espacialidad fílmica, con saltos de ejes y espacios vacíos que, desde el fuera de campo, signifiquen el presente que Antonio no quiere ocupar.

 

La fuente principal de inspiración en la construcción del personaje de Antonio, fue la Odisea de Homero. Como Ulises, Antonio ve la tierra y el amor dibujándose lejos en el horizonte, pero luego desaparecen. En la puesta en escena, Antonio deberá aparecer siempre apartado, imposible de conectar, excepto cuando el bienestar de sus hijos está en juego. La revelación se producirá muy cerca del final, cuando Antonio por fin descubre a la mujer que comparte su vida desde hace muchos años, mientras paradójicamente se ve obligado a abandonar, de nuevo, la tierra tan anhelada.

Me interesa el marco externo en tanto afecte o modifique a mi personaje principal. La violencia, o la pobreza estarán allí como detonantes de cambio. Son importantes porque afectan la vida de Antonio y lo obligan a desplazarse, a cambiar, a reinventarse. De manera intencional la historia transcurre en un período de paz aparente de la historia colombiana. La guerra se insinúa como una presencia abominable, pero no estará nunca en el centro de la narración. 

La naturaleza será en esta película un personaje en sí mismo. Grande y bella, pero extremadamente hostil para los colonizadores. En ocasiones utilizaré su grandeza para hacer sentir la pequeñez del ser humano, en otras, su carácter denso servirá para encerrar a los personajes, como muros infranqueables de los que no pueden escapar. La escenografía deberá ser simple, mínima muy cercano a las películas orientales. Pienso concretamente en To live de Zhang Yimou, que narra la vida de una familia en medio de grandes cambios y retos, que se producen por la revolución china. Desprovistos de todo, se adaptan constantemente a los cambios, sin dar importancia a las cosas materiales.

Para la música creo que vendría muy bien la complejidad y la sutileza de Bach, que trasciende toda frontera cultural y temporal. Los personajes de Sin la Tierra Prometida creen girar en círculo, sin una salida aparente. En la música, Bach, crea un universo estático, casi congelado, pero en el que paradójicamente hay movimiento constante; el mundo, se repite allí como dentro de un espejo mágico. Quisiera música de cuerdas, laud o viola, no violín; que se acerque al tiple o a la guitarra, instrumentos centrales de la música campesina. Por supuesto esto deberá estar acompañado de los sonidos propios de la naturaleza, de manera dominante, envolvente... y de fondo, el silbido del viento. Sobre todo el viento, siempre presente como un leitmotiv. Él es ese personaje invisible que empuja a esta familia a seguir andando sin darse por vencida. A buscar sin cesar la tierra prometida. 

Sin la Tierra Prometida es una historia madura, con varias versiones de guión y a la que llevo apostándole desde hace algunos años. Conciente del reto que significaba en mi carrera, he asumido este proceso con disciplina y trabajo continuo. Creo que el arte tiene un componente muy alto que reposa sobre la repetición y el oficio. Llevo 20 años filmando y ayudando a construir las historias de otros. Hoy tengo la necesidad imperiosa de contar la mía propia y siento que estoy preparada para ello.